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jueves, 19 de mayo de 2022

LIEBRES, CONEJOS, PÁJAROS Y RAPACES

Tras varias semanas sin aparecer por aquí, hoy vengo con lo que vi durante el lunes, que fue fiesta, y algunas fotos de las semanas anteriores. El lunes hice la primera visita de seguimiento de aves reproductoras, un par de horas contando pájaros, aunque también se dejaron ver conejos y liebres, éstas no tan fáciles de ver como aquellos. 

A pesar de que las liebres ibéricas (Lepus granatensis) son grandecitas,
son las menos pesadas de Europa

Las dos liebres que vi estaban juntas al borde de un camino...

...al igual que un par de sus primos pequeños, un par de conejos (Oryctolagus cunniculus)

Antes de empezar a ver nada, salir al campo en estas fechas ya es una gozada

Una perdiz (Alectoris rufa) huyendo sin levantar el vuelo

Sobre una roca una cogujada montesina (Galerida theklae)

Encontré una zona de aseo de jabalíes, con restos de barro y el árbol ya sin corteza

Otra cogujada montesina

Desde muy lejos, un ratonero (Buteo buteo) me observaba

Un zarcero común (Hippolais polyglotta) cantando en florido espino albar

Otra cogujada montesina, cantando también

Una deteriorada cardera (Vanessa cardui)

En el lavadero almorcé y me entretuve viendo coger barro a aviones y golondrinas comunes (Delichon urbicum e Hirundo rustica)

En el centro una golondrina, con la garganta rojiza, el resto son aviones

Aquí se ve la algarabía que formaban

En el barro una pareja de lavanderas blancas (Motacilla alba)

Otra con el pico lleno de insectos

A beber bajaban muchos pájaros como este pardillo común macho (Linaria cannabina)

Las semanas anteriores no fuimos a ver pájaros pero bien desde el jardín o paseando por el pueblo vimos alguna cosa que merece contarse.

En la Ermita de la Soledad, gorriones (Passer domesticus) y estorninos (Sturnus unicolor) comparten casa

Una paloma torcaz (Columba palumbus)

Una macho de curruca cabecinegra (Sylvia melanocephala) cantando

Muy cerquita del pueblo este ratonero cargaba con una presa, debe tener el nido cerca

Raro es el día que no cruzan buitres (Gyps fulvus) por los cielos de Santorcaz

También hay un vaivén de cernícalos (Falco tinnunculus) que entran y salen de la torre de la iglesia

Este ratonero estaba un poco perjudicado

Otro ratonero, raro es el día que no se ven volando por las cercanías del pueblo


martes, 4 de septiembre de 2018

AVUTARDAS EN SANTORCAZ, PAREJAS DE PÁJAROS Y ALGUNOS BICHOS

Este sábado he vuelto a darme un paseo por la mañana temprano  en el que no hubo muchas oportunidades de hacer fotos a ningún animal. No obstante sí que un par de avutardas (Otis tarda) lejanas se dejaron ver y después ya en el pueblo me entretuve con algunos pajarillos que por ser tan comunes, no solemos reparar en ellos.

Aun de lejos, se aprecia su imponente tamaño sobre el rastrojo
Un par de golondrinas (Hirundo rustica)
Un par de jóvenes estorninos negros (Sturnus unicolor)
Y un par de aviones comunes (Delichon urbicum) con la luna al fondo
Como el material ha sido poco, añado unas fotos de unos cuantos artrópodos que hemos visto en este agosto y que son bastante curiosos:

A la salida de la piscina nos encontramos a este enorme gran capricornio (Cerambyx cerdo), cuyas enormes larvas horadan los troncos de encinas y robles

No menos grande, es este ergates carpintero (Ergates faber), cuyas larvas se alimentan de pinos

Por la noche, nos encontramos a este solífugo (Gluvia dorsalis
un artrópodo emparentado con arañas y escorpiones

Y este ciempiés es un Scutigera coleoptrata

lunes, 22 de junio de 2015

CORZOS Y ÁGUILAS CULEBRERAS

¡Cuánto hacía que no disfrutaba un día de campo en Santorcaz, a solas, con un buen madrugón, y sin tener que coger coche! Sólo tenía que volver relativamente pronto para ayudar a tener todo preparado en casa, pero como sabía que iba a hacer calor, contaba con estar de vuelta pronto.
La primera de las fotografías que hice, no me hizo pensar en que parte de lo que vendría después estaría muy relacionado.

Camisa de culebra bastarda (Malpolon monspessulanus)

Sabiendo que aún era una hora "hábil" para los mamíferos, me encaramé a uno de los cerros del pueblo. Pronto se cumplieron mis pronósticos y pude fotografiar a dos corzos (Capreolus capreolus) a gran distancia, separados entre ellos y yo unos 400 m. Mirando con cuidado me di cuenta de que uno de los corzos era corza, y tenía a su corcino oculto en la cebada.

Uno de los corzos, al sol...
... y el otro a la sombra, y entre la cebada se aprecian las orejas de la cría
También al moverme en mi atalaya me di cuenta de que un águila culebrera (Circaetus gallicus) había elegido el mismo lugar elevado, pero yo sólo me di cuenta de su presencia cuando salió huyendo y se posó al otro lado del valle.

Parte superior del águila culebrera
Culebrera vista desde el otro lado del valle
Volviendo la atención a los corzos, como entre la madre con su cría y yo, había varios matorrales y olivos, y además, había un viento lateral que ocultaría mi olor y el ruido de mis pisadas, me acerqué hasta unos 100 metros sin ser visto, con lo que pude disfrutar de los lametones, carantoñas y mamoneos que se traían madre e hijo.

Carantoñas de la corza a su cría
El corcino mamando

Formando parte de un olivo, nadie me veía, y algún pájaro se me puso a tiro, mientras disfrutaba de la familia de corzos.

Abejaruco (Merops apiaster)
Curruca mirlona (Sylvia hortensis) cantando
Contento, me alejé por donde había venido, y crecido con mi capacidad de confundirme con el paisaje, me acordé de la culebrera. Viendo que continuaba posada a casi un kilómetro y sabiendo de un bosquete próximo que me ocultaría, me acerqué a ella y de nuevo la fotografié, esta vez más cerca.

Águila culebrera, con su espectacular ojo amarillo
Ya me iba a ir cuando levantó el vuelo y tras coger algo de altura se acercó hacia donde me ocultaba, así que la pude fotografiar planeando, dándome cuenta de que estaba mudando varias rectrices de su cola.

Ciñendo el viento para girar y coger altura
Sobre mi vertical, se aprecia perfectamente el diseño de su plumaje 
y las rectrices externas creciendo
Abandoné el bosquete buscando nuevos bichos, pero al mirar arriba de nuevo ¡águila culebrera! Aunque esta vez no era una, sino una pareja y además una hembra de aguilucho lagunero que sintió amenazado su territorio, por lo que decidió acosar a las águilas hasta que se alejaron.

A la izquierda una de las águilas culebreras, a la derecha, 
más pequeña y oscura, la hembra de aguilucho lagunero
La pareja de águilas culebreras, ambas muy blancas
La lagunera, color chocolate con dorado en los hombros y cabeza
Ya me sentía un elemento más de la naturaleza, pero aunque me salieron un par de azores y un búho real, éstos no fallaron, y me vieron mucho antes que yo a ellos, así que no puede fotografiarlos. Sólo unos perdigones (Alectoris rufa), sin duda aún inexpertos, me salieron casi entre los pies al andar por un camino.

Perdigón a todo correr por un camino
Sentado a la sombra, pues ya hacía calor, se me presentó una cogujada montesina (Galerida theklae) que con algún saltamontes en el pico no se decidía a entrar a su nido, no fuese que lo descubriese.

Cogujada montesina con su ceba en el pico
Sabiendo que molestaba me volví para casa, aunque antes de llegar me entretuve con varias golondrinas (Hirundo rustica) y aviones (Delichon urbicum) que cogían barro para hacer sus nidos en el lavadero municipal.

Golondrina común a la izquierda y avión común a la derecha
Tras currar bastante en casa, al atardecer salí a dar una vuelta con mi mujer por el camino de Corpa. Con el contraluz del atardecer, algunas mariposas tenían un encanto especial al estar retroiluminadas.

Colias crocea alimentándose de unas flores de alfalfa
Como el día iba de culebras y culebreras, encontramos en una cuneta una enorme culebra bastarda recién atropellada. Como siempre una pérdida inútil que bien habría hecho las delicias de las culebreras de la mañana. Algún zorro se la comería por la noche…

Enorme culebra bastarda atropellada
El sol siguió bajando y en algunos momentos lanzaba curiosos destellos en las espigas de las gramíneas silvestres.

Atardecer en el camino de Corpa, al fondo, las antenas de Anchuelo
Ya sin sol, llegaba el turno de los noctámbulos y antes de llegar a Santorcaz, con el sonido de fondo de algún alcaraván, había que entretenerse en buscar en los majanos la silueta de algún mochuelo (Athene noctua). Afortunadamente uno se recortaba sobre el oeste donde se puso el sol.
Mochuelo apostado en un majano